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Los hijos en la empresa familiar: ¿Bendición o dolor de cabeza?


Por ActionCOACH Rodrigo Escobedo


Si eres dueño y ese padre fundador de la empresa familiar, ¿alguna vez has visualizado tu empresa como en un barco? Pues agárrate, porque hoy zarparemos en un viaje por las turbulentas aguas de la sucesión familiar. ¡Y no, no hablamos de "Succession" de HBO, aunque a veces la realidad supera la ficción!

 

1.      El capitán renuente: De grumete a timonel por decreto

Imagina a tu hijo José. Siempre fue un buen empleado, cumplidor, pero sin mucha iniciativa. De repente, le pones la gorra de capitán y le dices: "Ahora tú llevas el timón". ¿El resultado? Un barco a la deriva y un Juan más perdido que un perro en una lancha.

 

Consejo Pro: Antes de pasarle el mando, asegúrate de que Juan haya navegado por todos los departamentos de la empresa. No querrás que confunda la brújula con el timón, ¿verdad?

 

2.      El hijo prodigio: De las calderas a la cubierta

Luego tenemos a María, esa hija con olfato para los negocios. Empezó en la sala de máquinas, aprendiendo cada engranaje de la empresa. Hoy, no solo es capitana, ¡sino que ha convertido tu modesto barco pesquero en un crucero de lujo!


Secreto incómodo: No todos necesitamos ser el capitán Sparrow para ser dueños de una flotilla exitosa. A veces, ser un buen armador es suficiente.

 

3.      El hijo explorador: Viajes y regresos

 

Ahora, pensemos en Gustavo. Decidió navegar por otros mares antes de volver al negocio familiar. Trabajó en otras empresas, ganó experiencia y regresó con ideas frescas y una perspectiva ampliada, además del mindset correcto.


La joya de la corona:  Este escenario es el sueño de todo padre empresario. ¿Por qué? Porque no es lo que papá quiere, no es lo que el hijo quiere, es lo que el barco... perdón, la empresa necesita. Y lo que es bueno para la empresa, será bueno para la familia.


Finalmente un escenario que a veces no visualizamos, pero además de que sucede en la vida real, muchas veces es lo mejor para garantizar la continuidad y el crecimiento de la empresa en beneficio de las futuras generaciones.


4.       El accionista de sillón: Capitán a distancia

 

Por último, tenemos a Laura. Decidió que la vida en alta mar no era lo suyo, pero aún quiere ser parte de la flota familiar. Se convierte en accionista, aportando en las decisiones estratégicas desde la comodidad de su hamaca en la playa.

 

Dato curioso: Este enfoque puede ser genial si Laura tiene habilidades que brillan fuera del negocio familiar. ¡Quizás su éxito como surfista profesional atraiga nuevos clientes a tu empresa de equipos náuticos!

                            

 Conclusión: No hay un mapa del tesoro único


La clave para una transición exitosa en la empresa familiar no es forzar a tus hijos a encajar en un molde predeterminado. Es encontrar el equilibrio perfecto entre las necesidades de la empresa, las habilidades de tus hijos y tu visión a largo plazo.


Recuerda: tu empresa es un barco, y cada miembro de la familia puede contribuir de manera única a su navegación. Algunos serán capitanes, otros serán vigías, otros preferirán quedarse en el puerto gestionando la logística y habrá otros que decidan sólo ser dueños de la naviera.


Lo importante es que, al final del día, todos trabajen juntos para mantener el barco a flote y llevarlo a buen puerto. Porque en el mar de los negocios familiares, la unión hace la fuerza... ¡y evita los motines!


Ahora, ¿estás listo para trazar el curso de tu empresa familiar hacia el éxito multigeneracional? ¡Levanten anclas y a navegar se ha dicho!. Necesitas ayuda en esta implementación no pierdas tiempo y contacta a TU ActionCOACH.

 
 
 

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